Mariana nació un día como hoy. Sus papás no sabían leer ni escribir, estaban muy emocionados con la llegada de su primogénita y estaban seguros que esa niña sería brillante. La pequeña resultó ser muy inteligente, observando su entorno aprendió a leer los rostros, los gestos, las expresiones de cada ser vivo que conocía. Su madre le cantaba mientras juntas amasaban…
Y el lenguaje se fue desarrollando en ella mágicamente. Llegó el día de su gran encuentro con un escrito… ¿Qué son esas figuras extrañas que se combinan entre sí de formas diversas? Su mamá no sabía explicarle pues a ella nadie le había enseñado. Su papá tampoco.
Pero un día llegó su tío Pedro con una valija llena de libros…
¿Qué son estos papeles pegados preguntó la pequeña sorprendida? ¿Esos dibujos qué dicen?
Su tío amorosamente enseño a la niña cada letra, cada fonema…Cada gesto fue teniendo un nombre, y cada color, y cada objeto…
Mariana tan presta pronto aprendió que cada fonema se traducía en un grafema, le divertía este juego de ir armando cada palabra como un rompecabezas.
Se enamoró de las palabras, de sus sonidos y escribir se convirtió en una pasión exquisita…
Sus escritos eran tan descriptivos que desnudaban la sensibilidad de esta jovencita hija de analfabetos…
Unos periodistas entrevistaron a sus padres en búsqueda de explicación a tanto talento. Su mamá muy emocionada sacó de un armario un pequeño libro que abrazó en su pecho y con lágrimas en sus ojos balbuceó: el alma de mi niña leyó mi sueño…
Regala libros para que esta magia siga entre todos.
Coach Analía Herrlein
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